Para comenzar nuestra andadura en el mundo de la Orientación laboral, realizamos un recorrido sobre el marco de referencia de la Orientación laboral, base para poder ahondar en la materia.
La
Ley de Empleo avanzó hacia la descentralización de las políticas
activas de Empleo, instando a establecer a las CCAA a establecer
actuaciones y medidas que ellas mismas debían marcar según sus
necesidades y características de su ámbito territorial. Marcando
estrategias con la coherencia suficiente para garantizar el principio de
unidad en el acceso a las personas usuarias en todo el territorio
español, pero con la flexibilidad necesaria para tener en cuenta las
características de cada CCAA. Garantizando así la “Igualdad de acceso,
cohesión social y la complementación entre las unidades del mercado y de
la diversidad territorial”.
Desde este nuevo marco de relación basado en un criterio de corresponsabilidad entre los distintos Servicios Públicos
de Empleo, se dirige a la consecución de los objetivos de políticas de
empleo del Estado y de la Unión Europea, dotando un margen de
flexibilidad a cada territorio.
A
nivel Estatal se otorga de esta forma, la competencia sobre legislación
laboral , y sobre las bases y planificación general de actividades
económicas al Estado. Así mismo al SEPE le corresponde todo lo referente a políticas pasivas de Empleo (prestaciones, subsidios por desempleo…).
A nivel Autonómico, Galicia, mediante el SPEG, es la encargada de ejecutar las Políticas activas de Empleo (desde 1997).
Las políticas activas de Empleo en España fueron evolucionando
desde la Estrategia Europea de Empleo (EEE) en la denominada Estrategia
de Lisboa en el año 2000, hasta la Aprobación de la Estrategia Española
de Empleo 2012-2014.
El
Programa Nacional de Reformas (PNR), marca en 2005 la plena
convergencia en renta per cápita, en empleo y en sociedad de
conocimiento con la UE, en 2010.
Con la llegada de la crisis, las políticas de Empleo dan un cambio
cara a paliar los problemas de desempleo existentes, proponiendo
medidas para reducirlas, mediante la ley 35/2010 de 17 de septiembre
que tiene como instrumento principal
la bonificación a la contratación indefinida, concretando medidas para
los colectivos con más dificultades para acceder al empleo, jóvenes con
baja cualificación y mayores de 45 años.
El Decreto Ley 1/2011 de 11 de febrero, de Medidas Urgentes para la transición al empleo estable y a la recualificación profesional de las personas desempleadas.
En el Real Decreto Ley 3/2011 de 18 de febrero, de Medidas Urgentes para mejorar las políticas activas de empleo y mejorare la empleabilidad, se hace una reforma profunda de la Ley 56/2003 redefiniendo las políticas activas de empleo,
fortaleciendo los servicios públicos de empleo y estableciendo un
catálogo de servicios a la ciudadanía y desarrollando un modelo de
atención individualizada a través del IPI.
Mediante
el Real Decreto Ley 3/2012 se concede a las ETT a operar como agentes
de colocación, intermediando en el mercado laboral.
La Estrategia Española de Empleo 2012-2014 es el merco de referencia hacia la consecución de medidas orientadas a conseguir la eficacia de las políticas de empleo.
Fijándose como objetivos aumentar la participación en el mercado de trabajo, reduciendo el desempleo.
El artículo 25 de la ley 56/2003 marca los ámbitos de actuación, que se
dirigen a la orientación laboral, la formación y recualificación,
empleo, fomentar la igualdad hacia el empleo, oportunidad para
colectivos con especial dificultades, autoempleo y creación de empresas,
promocionar el desarrollo y actividad económica territorial, fomentar
la movilidad y proyectos integrados.
En el Plan Anual de Reformas de España 2014 (PNR 2014) se aboga por profundicar en las reformas y favorecer la recuperación económica y la creación de empleo.
Como
medidas para luchar contra el desempleo y las consecuencias de la
crisis, se promueve el contrato a tiempo parcial y la flexibilidad en la
gestión del tiempo de trabajo, fomentando el empleo indefinido a través
de una reducción en las cotizaciones en la Seguridad Social.
Además destaca la Estrategia española de Activación para el empleo 2014-2016
que propone la evaluación y orientación de los resultados de las
políticas activas de empleo, y el financiamiento de las CCAA de éstas
dependerá del grado de cumplimiento de los objetivos. Así mismo se hace
hincapié en mejorar la empleabilidad
de los y las jóvenes y cumplir lo previsto por el Plan Nacional de
Implantación de la Garantía Juvenil financiado con fondos comunitarios.
Así mismo se crea la Estrategia de Emprendimiento y Empleo joven
2013-2016.
En
Políticas activas de Empleo, se crea el Plan Anual de Empleo 2013,
buenas prácticas y modernización de los Servicios Públicos de Empleo, un
nuevo modelo de FP para el empleo (reforma educativa, y como novedad la
aparición de la formación Dual), colaboración entre el servicio público
y privado y un portal único de empleo.
Se incide en medidas cara al Emprendimiento, aportando medidas fiscales:
como reducciones para la creación de empresas, para nuevos/as autónomas
y exención para nuevos autónomos y autónomas de las prestaciones por
desempleo cuando sea en forma de pago único, y aplazar el pago del IVA
para autónomos/as hasta cobrar facturas. Medidas en el financiamiento: línea ICO-Empresas y Emprendedores 2014. Medidas para impulsar la internacionalización: que se fundamentan en
mejorar el clima de negocios en el entorno empresarial, diversificar
los mercados de destino y exportación española, facilitar el
financiamiento de las empresas exportadoras y simplificación
administrativa para la internacionalización de empresas. Se crea la “Ventana Global” del ICE.
Tras este primer recorrido, podemos adentrarnos en el Mercado Laboral en España y la llegada de la crisis:
Para ello es preciso usar como marco de referencia las escuelas que marcan las bases para equilibrar la oferta y la demanda (escuela clásica y keynesano). Mientras la escuela clásica propone que el propio mercado es capaz de volver al salario de equilibrio y el paro se explica por la rigidez de los sueldos (SMI). la escuela Keynesiana, lo achaca a la falta de demanda agregada. Proponiendo soluciones a corto plazo, mediante gastos del gobierno, del consumidor/a, gastos públicos, e inversión empresaria. Visión mucho más realista desde mi punto de vista, por mediar por los derechos de las personas trabajadoras, poniendo en la palestra la necesidad de un salario rígido a la baja.
En cuanto a los indicadores en el mercado de trabajo, en el año 2002 se hace una reforma en la acepción de lo que consideramos una persona parada, teniendo que estar 4 semanas antes de hacer la entrevista empleando
métodos activos de búsqueda de empleo. Lo cual tiene sentido ya que
antes con sólo estar inscrita en la oficina de empleo público bastaba
para considerarse parada, y ahora pasa a considerarse inactivas.
Dada la precaridad de nuestro mercado laboral en la actualidad, es preciso remitirse a las clases de desempleos existentes (paro estructural, friccional, cíclico, estacional) en función de las causas que los provocan.
Para
ello tenemos hablar de los conceptos de desempleo y tasa de desempleo o
paro. El término desempleo alude a la falta de trabajo. Esta situación
se traduce a la imposibilidad de trabajar pese a la voluntad de la
persona. Mientras que la tasa de desempleo es un indicador que mide la
relación existente entre el número de personas desempleadas y la población activa total.
En la actualidad en nuestra sociedad vivimos un tipo de paro cíclico o coyuntural, debida a la recesión de la economía que afecta al número de personas paradas.
Nuestro Gobierno trata de reducir la incidencia de este tipo de desempleo, crea las políticas de empleo que nombramos antes. Aunque, personalmente no creo que estas medidas se ajusten completamente a las necesidades de la población.
Partiendo
de una economía como la nuestra, poco asentada que se sustentaba en los
sectores de la construcción y de servicios. Desde finales de la crisis
de principios de los años 90, la economía española tuvo una década expansiva de crecimiento sostenido.
La entrada en vigor en la UE y posteriormente la instauración del
euro, trayendo consigo el nacimiento de la burbuja inmobiliaria, que
infló el precio de las viviendas.
Así mismo contábamos con la llegada masiva de personas inmigrantes,
atraídas por la creciente demanda de empleo en el sector de la
construcción y algunos servicios básicos como la hostelería y el
servicio doméstico. Lo cual provocó el impulso al consumo y a la
inversión española.
El
exagerado peso del sector de la construcción en el PIB y la burbuja
inmobiliaria que acaba explotando en el año 2007 y 2008, y el fuerte
endeudamiento por parte de las familias, empresas,
poca relación entre universidad y empresa, y la tendencia a suplir la
inversión en capital con bajos costes laborales (inmigración, precaridad laboral…) unido al bajo uso tecnológico. Provocó la entrada en un proceso de crisis. Debido por tanto, a problemas estructurales propios de la economía española y la fuerte influencia externa de la crisis financiera mundial.
Así mismo,
el sector financiero que se mostraba como uno de los más sólidos del
mundo, con una banca globalizada, con la llegada de la crisis se vio la
debilidad estructural de muchas entidades financieras y las medianas y pequeñas entidades financieras que tuvieron que ser rescatadas con intervención financiera y pública. Lo cual llevó a una reestructuración del sector bancario y a un endeudamiento público. Augurando un futuro nefasto para miles de personas que en la actualidad están desempleadas.
Entre las medidas propuestas para reponerse económicamente, la OIT (oficina internacional de trabajo) hizo una revisión y clasificación internacional del Informe de Ocupaciones del año 2008. (CIU-08). Se realizaron adaptaciones mediante la Clasificación Nacional de Ocupaciones del año 2001 (CNO-2011).
Como medida para salir de la crisis, es preciso crear una economía sostenible, a través de un nuevo modelo productivo. Que tenga como base la innovación para ser competitiva, y respetuosa con el trabajo que proporcione bienestar y riqueza, así como una distribución de la renta más igualitaria.
Para conseguir este grado de bienestar y riqueza de nuestra economía, es preciso fomentar la actividad emprendedora. Para ello es primordial cambiar
el ideario colectivo de la sociedad y revalorizar la figura de las
personas emprendedoras (que en nuestra sociedad siguen siendo
infravaloradas, mientras se sigue valorando la seguridad de un empleo
público, provocando la falta de un tejido sólido empresarial que genere una economía sostenible).
Se puede tomar como ejemplo a seguir, los países con una sólida estructura económica, lograda gracias a la creación de empresas. Que conciben el emprendimiento como una disciplina metodológica y se lo vislumbró como un valor cultural en esa sociedad.
Además de las medidas que articula el Estado, para poder fomentar el autoempleo y el emprendimiento como forma de recuperación económica y del mercado laboral, como nombramos anteriormente, y que se especifican en: subvenciones a fondo perdido, pago único, financiamiento y bonificación, bancos mediante microcréditos y créditos
para personas emprendedoras, ayudas sectoriales (CCAA), ayudas al
desarrollo rural, ayudas a la economía social (cooperativas y sociedades
laborales), incentivos regionales, bonificación en la cotización de
jóvenes autónomos/as y personas discapacitadas, bonificación para la
contratación de personas desempleadas, para la contratación de la
primera persona indefinida y con dificultades para insertarse
laboralmente, y para iniciativas locales de empleo.
Se debe instaurar como disciplina metodológica para favorecer el emprendimiento.
Incluyéndolo en el sistema educativo desde primaria hasta la
universidad (que hasta la actualidad no cuentan con una formación en
emprendimiento). Medidas que se están comenzando a implementar en la
formación profesional. De
la misma manera que se debe orientar hacia el mercado laboral, a los
estudiantes universitarios hacia el empleo introduciendo la asignatura
de Formación y orientación laboral en su currículo.
A la par, que se motive a la población a emprender,
aportando financiamiento y aumentando las subvenciones y bonificaciones
para la creación de empresas (considerándolas aún insuficientes para
facilitar el autoempleo).
Unido al cambio de mentalidad que se tiene sobre el fracaso, dejando de verlo como un lastre personal, para concebirlo como parte del éxito, y proceso necesario para llegar a él.
Potenciando de esta manera la autoestima de la población, para que
tengan una visión más realista de su entorno, haciéndolos partícipes de
sus potencialidades para poder ver las oportunidades, y fomentando su
capacidad para afrontar riesgos. A la par que se les dé los
conocimientos necesarios para poder emprender: en competencias y
habilidades de gestión empresarial, conocimientos en el sector en el que
van a engullirse, y siendo conscientes de la responsabilidad social que
tiene la empresa.
Con el fin de hacer
frente a las necesidades de conocimiento de la población, mediante el
Real Decreto 34/2008 de 18 de enero, se crean los certificados de
profesionalidad basados en la competitividad, la empleabilidad, la movilidad laboral y el fomento de la cohesión e inserción laboral. Estos acreditan oficialmente las competencias profesionales que capacitan a una persona para desenvolver una actividad laboral.
Se pueden obtener por la vía formativa, disgregada en módulos formativos. O mediante la acreditación de competencias profesionales adquiridas a través de la experiencia o de vías no formales de formación.
En el ámbito Formativo se crea la FP básica como solución para orientar al alumnado que no consigue superar la Educación Básica Obligatoria, y la Formación dual que permite realizar gran carga lectiva mediante prácticas en empresas.
Desde
mi punto de vista son un gran instrumento para homogeneizar
competencias adquiridas por diferentes vías, y poder certificar
experiencias profesionales de una gran parte de la población española
que no tuvo la oportunidad de poder formarse en su momento. Y en líneas
generas crear un acercamiento del sistema formativo con el sistema
laboral, y viceversa.
Vía que debería de seguir, la Educación Universitaria, que sigue aún poco vinculada a la realidad del mercado laboral.
Debiendo aumentar la parte práctica en empresas y con títulos más
conocidos por el mercado, así como mayor integración dentro de las
necesidades del mercado laboral.
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